LOS DIAS DE SOFIA
Días de cobre - Sofia Gallo
Casi todo comienza en el piso del taller para permitir lo que
se considere un condimento adecuado.
Mientras trabaja en las pinturas que están en la pared;
camina, gotea, derrama sobre las telas y el papel en el piso.
Los accidentes y contratiempos se convierten en un
colaborador natural y evidencian su acción.
Cuando una pieza se mueve hacia la pared, se forma con más
capas de dibujo y pintura hasta que decantan en una
composición de gravedad y espacio.
Las telas se toman su tiempo y nos invitan a hacer lo mismo.
Vamos a probar, cambiar, esperar, imaginar, inventar,
invertir, decidir, plegar, limpiar, volver, regresar.
Una instalación de pinturas que disfrutan varios modos de
ser; pinturas junto con otras pinturas, experimentando aún
más la relación entre las obras mismas, y entre las obras y el espacio.
Se trata entonces, de no partir de una idea,
de un proyecto,
sino de buscar un accidente,
de provocarlo,
de hacerlo que llegue a la presencia;
de forzarlo de algún modo.
Buscar algo y encontrar otra cosa.
Sin embargo, lo único que importa al acabar el día de trabajo
es lo que queda pintado extendido en el suelo o apoyado en
las paredes, esperando para ser visto a la mañana siguiente.
Tropezar, descubrir ese lugar;
esa zona donde sucede o ha sucedido algo.
Una chispa de alegría.
Una pequeña posibilidad,
la de comenzar una y otra vez.
Daniel Joglar, diciembre 2019.